SmartCity y Smart Building, son sin duda los conceptos de moda. Cada vez con más frecuencia los encontramos en medios de comunicación, estadísticas, noticias, conferencias y congresos, e informes tanto de entidades públicas como privadas, hablando de integración de sistemas tecnológicos e inteligentes en las ciudades y edificios. Es el paso imprescindible para avanzar hacia el futuro. Pero ¿qué son exactamente?, ¿qué agentes están implicados?, ¿cuáles son las ventajas para los ciudadanos?, ¿suponen realmente una revolución tan poderosa como se plantea?, ¿qué papel juega la seguridad dentro de los mismos?
Sin duda, son muchas las preguntas que surgen al abordar este concepto... Tantas que un leve acercamiento al tema llega a asustar al más intrépido. Así que algunas pinceladas nos servirán de momento para hacer una aproximación a estas dos nuevas tendencias, que en realidad están mucho más cercanas (en tiempo y en espacio) de lo que creemos. En esta primera parte del blog hablaremos de la SmartCity.
El concepto de SmartCity o Ciudad Inteligente, se refiere al uso de nuevas tecnologías en distintos ámbitos, sistemas e infraestructuras para conseguir una ciudad sostenible, eficiente, segura, funcional y controlada.
El objetivo final es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, a través de la gestión responsable de los recursos, la mejora en la eficiencia en los servicios urbanos, un flujo de información ágil entre ciudadanos, empresas e instituciones, y el control y la automatización de procesos. En definitiva, una sociedad conectada y colaborativa, que cambie la forma de vivir en las ciudades y de relacionarse e interaccionar con el entorno.
Un concepto integral de SmartCity aborda seis ejes o dimensiones:
Penetración del uso de las TIC en las empresas, promoción económica, apoyo a la iniciativa emprendedora, internacionalización, espacios empresariales.
Educación y formación, e-learning, formación continua, I+D+i, capital humano.
Inversión de la Administración Pública en TIC, servicios públicos en línea, gobierno transparente, promoción de la innovación, e-democracia.
Conectividad e infraestructuras TIC, acceso público a internet.
Seguridad y confianza, cultura e identidad.
e-salud, accesibilidad y e-inclusión.
En definitiva, se trata de desarrollar lugares mejores donde vivir que incluyen:
Incorporación de las TIC a los servicios públicos y la gestión administrativa, con servicios accesibles a través de plataformas tecnológicas desde distintos dispositivos.
Máximo aprovechamiento de las nuevas tecnologías y las redes de comunicación para gestionar la ciudad y para proporcionar servicios al ciudadano de forma conectada.
Conectividad y planificación del transporte. Fomento de medios de transporte eficientes y sostenibles como los vehículos eléctricos y las bicicletas.
Automatización de procesos que contribuye a agilizar y optimizar el funcionamiento de los sistemas de la ciudad.
Acceso público a internet y e-inclusión de todos los colectivos y sectores.
Gestión de recursos responsable. Consumo consciente de recursos limitados.
Integración de las nuevas tecnologías en los espacios para la gestión propia y la comunicación con el ciudadano.
Infraestructuras sociales suficientes: colegios, bibliotecas, hospitales, museos y centros culturales, espacios deportivos, etc. que den respuesta a las necesidades de la población.
Inteligencia económica, que promueve estrategias que promocionen el desarrollo local y el crecimiento empresarial. Penetración de las TIC en las empresas y fomento de la innovación.
Consumo energético eficiente. Promocionando el uso de contadores que controlen el consumo de energía para optimizarlo, a través de aparatos y sistemas eléctricos eficientes energéticamente.
Ciudades seguras y controladas gracias a sistemas de vigilancia y videocámaras, control tanto en zonas exteriores como en sus edificios (especialmente en instituciones, públicas o privadas), mecanismos de verificación de identidad de los ciudadanos, control de acceso en edificios e instalaciones.
Ciudades verdes y ecosostenibles. Con espacios y jardines suficientes, fomentando el consumo de energías renovables y limpias, reduciendo al mínimo la huella de carbono, disminuyendo los niveles de contaminación, impulsando el reciclaje en los productos, y en definitiva, con una política de respeto medioambiental en todos los ámbitos.
Para el desarrollo de un proyecto de SmartCity, resulta imprescindible la implicación de agentes públicos y privados. En primer lugar, es imprescindible la participación de Ayuntamientos desde el punto de vista institucional, como líderes e impulsores del cambio y promotores del proyecto. Y por supuesto, y no menos importante, la implicación de empresas y sectores como la ingeniería, arquitectura, construcción, seguridad, transporte, y por supuesto, las telecomunicaciones y la tecnología en general, proporcionando soluciones innovadoras que hagan posible la transformación de las ciudades.
Según algunos informes, el número de SmartCities se habrá triplicado en 2025. En España contamos ya con una Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), con más de 62 participantes, entre los que se encuentran grandes ciudades como Madrid y Barcelona, pero también otras de menor tamaño, como Gijón, Santiago de Compostela, Salamanca, o Alcalá de Henares por mencionar algunas de ellas.
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*Fuente: http://www.uclg-digitalcities.org/